¿Cómo protegernos ante futuras pandemias?
Una mirada a los orígenes
El coronavirus SARS-CoV-2 fue detectado en China en diciembre de 2019 y es el causante de la neumonía llamada COVID-19. Pedro Jordano, investigador y ecólogo del CSIC y profesor en la Universidad de Sevilla, constata que los virus y los microorganismos son un terreno casi inexplorado por el ser humano. Son miles de plantas y animales las que se catalogan cada año, pero en relación a virus y microorganismos solo se han estudiado alrededor de un 1%.
En relación a la biodiversidad de los coronavirus, Jordano y el resto de la comunidad científica coincide en que es enorme y muy desconocida. El COVID-19 tiene un índice de propagación exponencial, esto indica que el número de afectados se duplica por semanas. Si se parte de dos infectados, al cabo de diez semanas serán 1.000 y, en otras diez semanas más, ya serán 1.000.000 los afectados.
La actuación rápida es esencial
Por tanto, la actuación desde los primeros momentos es vital para detener la evolución de la pandemia. Las medidas más eficaces para minimizar la propagación exponencial es quedarse en casa, mantener la distancia social y lavarse a menudo las manos, evitando tocarse la boca y los ojos. El uso de mascarillas es una de las últimas medidas recomendadas por la OMS.
Jordano afirma que la mayor parte de las pandemias y epidemias recientes (SIDA, SARS, MERS, Ébola, Hendra, COVID-19, etc.) tienen su base en la alteración de procesos naturales y medioambientales. El consumo de animales salvajes como alimento y el comercio de fauna silvestre, expone a nuestro organismo a nuevos patógenos. El avance de las áreas urbanas en zonas silvestres favorece el contacto con especies salvajes, lo que posibilita el salto de patógenos a los humanos.
A modo de ejemplo, la enfermedad de Lyme, que afecta al este de EEUU, está relacionada con la alteración de los bosques y la caza masiva de depredadores, que propicio un aumentó en la población de roedores portadores de la bacteria.
Si las barreras medioambientales existentes no se vieran afectadas por la acción humana, estas enfermedades se mantendrían en los animales portadores, sin afectar al hombre. Además, la globalización tiende puentes muy efectivos para la propagación de estos patógenos, facilitando las condiciones de pandemias a nivel mundial.
¿Qué dicen los expertos?
El paleoantropólogo Pascal G. Picq mantiene que el Homo Sapiens puede pasar de estar en lo más alto de la cadena evolutiva a convertirse en un mero “huésped” de las bacterias, virus y microorganismos que dominan la naturaleza.
Queda patente que esta pandemia del COVID-19 es una dura prueba tanto para los sistemas sanitarios como para los gobiernos. Cada país está actuando de acuerdo a sus criterios políticos. No hay una unidad de acción a nivel mundial que establezca acciones comunitarias que ayuden a contener la expansión del coronavirus. Diferentes Estados han pasado de minimizar la pandemia (Donald Trump, Jair Bolsonaro) a la aplicación de medidas de confinamiento de la población, forzados por sus efectos, el número de fallecidos y la saturación de los hospitales.
Expansión actual de la pandemia por Covid-19
En la actualidad además de en EEUU, el centro de la pandemia está en Europa especialmente en España, Italia y Francia. La prensa internacional apunta a que la causa de los miles de decesos son producto de una actuación tardía. Afirmaciones basadas en que hasta primeros de marzo se permitieron manifestaciones, conciertos y actividades multitudinarias.
Gran Bretaña, en los primeros momentos, menosprecio los efectos de la pandemia. Su primer ministro Boris Jonhson, afirmó que la mejor estrategia era permitir la expansión del coronavirus para inmunizar a la población, sin necesidad de paralizar la economía. Por lo que el aislamiento social se decretó tardíamente.
Alemania por su parte reafirma la confianza en su sistema sanitario. Fundamentada principalmente en la disposición de millones de tests de detección rápida en sus hospitales. Dichos tests permiten detectar las personas infectadas y hace posible tomar medidas de aislamiento de forma más selectiva.
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Plan conjunto contra pandemias
Yuval Noah Harari historiador israelí afirma que la única forma de detener la pandemia es a través de la cooperación internacional y de la ciencia. Pero la realidad es que los líderes del G-7 solo se han reunido una vez por videoconferencia que concluyo sin un plan de actuación conjunta. Noah aporta las claves que debe cumplir un plan conjunto para que sea efectivo contra está y otras posibles pandemias:
- Compartir información fiable.
- Coordinar la producción mundial y la distribución equitativa de los suministros médicos esenciales.
- Envío por parte de los países menos afectados de personal sanitario a las zonas más afectadas.
- Establecer las bases de un acuerdo que garantice la seguridad económica mundial para salvar países y sectores más afectados.
- Y por último, seleccionar a nivel mundial que solo se permita traspasar fronteras a las personas esenciales.
Controversia sobre el origen del coronavirus
El origen del coronavirus que provoca la enfermedad COVID-19 es todavía incierto. Algunos de los 27 científicos más destacados, piensan que proviene de los murciélagos y que esto lo transmitieron al pangolín, otro animal salvaje que se consume en algunas partes de China. Por lo que creen que el «salto» a los seres humanos se pudo haber producido por el consumo de carne de este animal.
Sin embargo, hay otro sector entre ellos el premio Nobel de Medicina en 2008 (descubrimiento del VIH), el biólogo francés Luc Montagnier, afirma que el coronavirus que causa el COVID-19 es obra humana. Montagnier sostiene que hay algunas secuencias del virus que son idénticas a las del VIH, circunstancia que es prácticamente imposible que ocurra en la naturaleza. La hipótesis que mantiene el premio Nobel es que se trató de una fuga del laboratorio Chino situado en Wuhan, durante la investigación de una vacuna para el VIH (Sida).
Sin embargo, hay otro sector entre ellos el premio Nobel de Medicina en 2008 (descubrimiento del VIH), el biólogo francés Luc Montagnier, afirma que el coronavirus que causa el COVID-19 es obra humana. Montagnier sostiene que hay algunas secuencias del virus que son idénticas a las del VIH, circunstancia que es prácticamente imposible que ocurra en la naturaleza. La hipótesis que mantiene el premio Nobel es que se trató de una fuga del laboratorio Chino situado en Wuhan, durante la investigación de una vacuna para el VIH (Sida).
Aviso a navegantes
En 2012, en Arabia Saudita, apareció el MERS-CoV, se cree que tuvo su origen en murciélagos que contaminaron a dromedarios y estos a su vez al hombre. En 2015 se registró otra contaminación de MERS, en Corea del Sur. Único país que adopto importantes medidas de protección sanitaria. Basando su estrategia en la prevención y aprovisionamiento de grandes cantidades de material médico de protección. Además inició una campaña de formación especializada de médicos y sanitarios. Estas medidas están marcando la diferencia en la lucha actual contra el COVID-19.
Ya en 2019 se declaró una epidemia llamada peste porcina africana (PPA), en China donde se sacrificaron doscientos millones de cerdos. En febrero de 2020, se declaró una epidemia de peste aviar (H5N1) en la provincia de Hunan (China), de la que no hay constancia que haya afectado a ninguna persona.
El COVID-19, por su alto nivel de contagios, ha puesto de manifiesto nuestro desconocimiento y vulnerabilidad ante pátogenos, virus y microorganismos. Al tiempo que ha dejado al descubierto las deficiencias de los sistemas sanitarios y los gobiernos. La voz de biólogos, virólogos y el mundo científico en general, nos advierte que esta pandemia no será la última, si no cambiamos nuestra forma de relacionarnos con la naturaleza.
El SARS-CoV-2 está marcando un antes y un después en la forma de vida de la sociedad moderna. Aprendamos de nuestros errores, adoptando medidas de protección y especialización de los sistemas sanitarios. Al tiempo que respetamos las barreras naturales y cuidamos el medioambiente.
En conclusión…
Por el momento, el desconocimiento de este coronavirus es muy grande. No se puede asegurar que su origen sea natural o que haya sido creado en un laboratorio. Los últimos estudios apuntan a que los anticuerpos generados por las personas que han pasado la enfermedad, son escasos y no pueden asegurar que sean inmunes a la misma. Tampoco disponen de datos que hagan pensar que con el calor desaparecerá o disminuirá su virulencia. La posición más optimista, pero la menos apoyada por los investigadores, es que puede que desaparezca como ocurrio con el SAR-CoV.